Tener un crédito bancario o un préstamo no bancario implica una gran responsabilidad. Muchas veces, la visión de devolverlo durante los próximos meses o años nos mantiene despiertos por la noche. Además de una gran entrada de efectivo, mayores oportunidades y, a menudo, apoyo para la salud, también existe una serie de desventajas de tener un crédito o préstamo, como estrés, una sensación constante de vivir «en el rojo», el miedo a perder el trabajo y la falta de fondos para saldar, así como re-endeudamientos para saldar los ya vigentes. Como cualquier decisión de este tipo, esta también tiene sus pros y sus contras. Entonces, veamos cuándo vale la pena considerar tomar un préstamo en efectivo y cuándo debemos abstenernos de hacerlo.
Sin embargo, existen situaciones en la vida que nos obligan a invertir dinero, incluso cuando no lo tengamos temporalmente o durante mucho tiempo. Los bancos vienen al rescate entonces. La amplia gama de ofertas y la opción recientemente popularizada de celebrar acuerdos de préstamos en línea son aún más alentadoras para pedir dinero prestado al banco. No es fácil evitar la trampa de descontar las propias posibilidades financieras.
¿Cuándo no solicitar un préstamo? Evaluación de la propia situación financiera
Lo más importante a evaluar ante la situación del mercado es nuestra situación financiera. Debemos tener en cuenta que la cuota del préstamo nos acompañará durante algún tiempo. Los bancos, por supuesto, verifican nuestro empleo e ingresos, pero no conocen nuestra vida de otra manera.
Consideremos si no tenemos previsto gastar más en un futuro próximo. Entonces, la cuota del préstamo puede comenzar a abrumarnos. Si no tenemos este tipo de situación en el horizonte, puede considerar tomar un préstamo y no preocuparse por si podremos pagar las cuotas.
Un elemento importante es también nuestra actitud hacia el trabajo que hacemos. Si nos gusta y queremos realizarnos en él, y además, recientemente hemos recibido un contrato por un tiempo realmente largo, nuestra situación parece ser un poco más estable que cuando estamos pensando en dejar lo que estamos haciendo actualmente y comenzar un camino diferente. Mientras no tengamos ahorros durante unos meses, la opción de desempleo, incluso cuando busquemos otro trabajo, puede perjudicarnos gravemente.
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Una razón trivial para solicitar un crédito y los caprichos del consumidor
También vale la pena considerar el propósito y la razón por la que queremos tomar el crédito. Recuerde que es mejor si es algo que será de nuestra propiedad después de que se pague la deuda y, lo que es más, no perderá su valor. Por supuesto, estamos hablando de bienes raíces y terrenos. A la hora de optar por una hipoteca para este tipo de compra, podemos estar seguros de que no perderá su valor como dinero guardado para un día de lluvia.
La inflación hace que el valor del dinero disminuya, mientras que los bienes raíces siguen siendo una gran seguridad para el futuro. Si tenemos dinero para la contribución propia a la hipoteca y queremos gastarlo en algo que genere ganancias para nosotros en el futuro o para nuestros hijos – la hipoteca es una muy buena idea.
Además de las situaciones en las que un préstamo es una buena idea, también hay muchas en las que deberíamos pensar antes de dar este paso al menos dos veces. En primer lugar, celebrar un contrato de crédito solo para satisfacer nuestros caprichos de consumir. Si bien comprar un piso o una casa a crédito parece tener cierto sentido, endeudarse por un nuevo reloj inteligente o un teléfono más nuevo es una idea normal.
Tenemos que tener en cuenta los intereses, que darán como resultado una suma mucho mayor por el artículo que cuando lo compramos en la tienda al contado por efectivo. Por lo tanto, vale la pena considerar si realmente necesitamos un nuevo dispositivo o si es suficiente para recolectar la suma necesaria durante los próximos meses.
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Préstamos para pagar deudas existentes
Otro riesgo es tomar un préstamo solo para pagar otras deudas. A menudo imaginamos que nos aliviará, al menos por un momento, de las llamadas telefónicas del banco, recordándonos la fecha de vencimiento de la cuota.
Desafortunadamente, es muy fácil caer en esta cadena de deudas. Luego tomamos otro préstamo para el anterior y la espiral de deuda no termina.
Si tenemos un problema con el pago de la deuda, vale la pena pedirle al banco vacaciones de crédito, es decir, aplazamiento de cuotas o consultar con un asesor financiero quien le sugerirá diversas soluciones.
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Asumir el crédito cuando falta el primero
También es una tendencia creciente tomar préstamos solo porque no tenemos suficiente dinero para el próximo día de pago. Actualmente, los bancos otorgan préstamos incluso en salario mínimo, por lo que el interés en ellos ha aumentado significativamente.
En su lugar, hable con su empleador actual sobre cómo mejorar sus condiciones financieras o comience a buscar otro trabajo. Una buena opción también es realizar un trabajo adicional y más liviano para reparar un poco el presupuesto. Sin embargo, debemos recordar que el trabajo básico debe proporcionarnos la vida y ser suficiente para sobrevivir con dignidad hasta el próximo día de pago.
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¿Cuándo y por qué no solicitar préstamos? Resumen
Los anuncios de créditos y préstamos no bancarios son tan populares hoy en día que prácticamente todo el mundo encontrará algo para sí mismos en ellos. Tanto las personas que ganan bien como las que apenas llegan a fin de mes. Merece la pena recordar, sin embargo, que los préstamos no son dinero que nos da el banco, solo lo presta.
Muy a menudo resulta que tenemos que devolver una cantidad mucho mayor de la que realmente necesitamos. Es por ello que, antes de que decidamos dar un paso tan serio, vale la pena considerar si seremos capaces de hacer frente a sus consecuencias.
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